El embarazo en la adolescencia genera un círculo vicioso difícil de romper. Los hijos de una menor de edad tienen un 80 por ciento de probabilidades de engendrar hijos también en la adolescencia.
Las consecuencias sociales de este problema son prolongadas y no se limitan exclusivamente a la salud física y sicológica de la menor y del recién nacido, si es que el bebé finalmente ve la luz, la mitad de los embarazos en adolescentes no es deseado y muchos terminan en aborto.
Hace alrededor de 15 años, la tasa de embarazos en adolescentes se estimaba entre el 15 y el 20 por ciento. Hace seis años, la Encuesta Demográfica y de Salud Endesa 2002 estableció que el 41 por ciento de las jóvenes de 19 años estaba o había estado embarazada. Los resultados de la Endesa 2007 aún no están disponibles.
Esa tendencia, similar en naciones con un perfil demográfico y sanitario comparable al de República Dominicana, se debe a la ausencia de educación y orientación sexual tanto en el hogar como en la escuela.
“La educación sexual es la mejor herramienta con que deberíamos contar todos los sectores involucrados en esta situación”
COMPLICACIONES
Según la enciclopedia médica en línea MedlinePlus, el embarazo de una adolescente puede hacer que se presenten algunas de las siguientes complicaciones:
- Mayores tasas de morbilidad y mortalidad para la madre y el niño.
- Mayor riesgo para la madre de morir o sufrir toxemia, hipertensión inducida por el embarazo, anemia grave, parto prematuro o placenta previa.
- Prematuridad y retraso en el crecimiento intrauterino del niño. - Mayor probabilidad de que el bebé nazca con bajo peso.
“La educación sexual es la mejor herramienta con que deberíamos contar todos los sectores involucrados en esta situación”.
Debemos educar para prevenir embarazos en las adolescentes
La educación sexual no debería postergarse. En el país, la edad promedio del inicio de relaciones sexuales ha descendido hasta 12 años, informa el ginecólogo Alejandro Paradas, citando investigaciones sobre el tema.
A los adolescentes no se les instruye sobre las consecuencias de iniciar relaciones íntimas a edad tan temprana y, debido a su perfil sexual -contacto con distintas parejas y alta frecuencia de encuentros-, las enfermedades de transmisión sexual y los embarazos precoces los asechan.
Las muchachas llevan una carga más pesada. Un embarazo en la adolescencia repercute en el ámbito sicológico y social, pues la menor no tiene madurez suficiente para enfrentar la maternidad y a esto se suma el estigma, la expulsión o la deserción escolar y la falta de alternativas para continuar con su proyecto de vida.
Las consecuencias de salud, por otro lado, incluyen parto prematuro, enfermedad hipertensiva del embarazo, cesárea, aumento en el riesgo de morbilidad y mortalidad infantil y materna.
Visto el panorama al que se enfrenta la adolescente embarazada, tanto la familia, como la escuela, el Estado, las instituciones de servicio y las sociedades científicas, deben asumir su cuota de responsabilidad para paliar el problema.
“La educación sexual es una responsabilidad compartida”
“En el sector educativo debe introducirse el tema no como una forma de promover el inicio de las relaciones sexuales y el uso de métodos anticonceptivos, sino como una forma de empoderar a esa población para que tome decisiones sobre una base clara y con información confiable... de crear conciencia de las cosas que pueden ocurrir”.
Para ello, no se debe esperar a que los jóvenes alcancen la mayoría de edad o lleguen a la universidad, como proponen algunos sectores. Para entonces quizás ya sea demasiado tarde.
Pero ¿pueden padres, médicos y maestros contrarrestar la presión de los grupos de amigos? En mi opinión podrían “lograr mucho”. “Es una forma de empezar a cambiar las tendencias y de reconocer que la escuela tiene un papel importante en este tema”.
Sugiere buscar alternativas como la educación de pares, es decir, que adolescentes, formados para tal fin, lleven el mensaje de orientación y prevención a sus coetáneos.
Los jóvenes tienden a rechazar los planteamientos de un adulto pues consideran que la persona mayor se opone a todo cuanto ellos desean.